Tomar, hacer, consumir y tirar
El Banco Mundial publicó un informe titulado Water in Circular Economy and Resilience (WICER) en el que se indica que los principios de la Economía Circular han surgido como respuesta al modelo linear insostenible actual de “tomar, hacer, consumir y tirar”. No obstante, hasta el momento, el sector del agua no ha sido incluido de forma sistemática en los debates de alto nivel sobre la estrategia de la economía circular. A efectos prácticos, un enfoque circular diseña productos que reducen la presión sobre los recursos naturales y minimiza los residuos. Los principios de economía circular ofrecen una oportunidad para reconocer y capturar todo el valor del agua como un servicio, un aporte para otros procesos, una fuente de energía, y un portador de nutrientes y otros materiales.
Un sector que hace aguas
Según la Comisión Europea, dentro del proyecto LIFE MCUBO “Modelling, measurment and improvement of the wáter management environmental impact in the food industry”, uno de los mayores impactos medioambientales es el sector agro-alimentario es el consumo de agua, principalmente en procesos de elaborados cárnicos y envasado de frutas y vegetales. Se indica que un 1,8% de todo el consumo de agua en la UE proviene de este sector. Concretamente en España un 11% del agua consumida lo es por el sector agroalimentario. En este sector, tan solo un 2.4% del agua consumida es reciclada. Es evidente que existe una necesidad de medir la huella hídrica de estas industrias para hacer un uso más eficiente del agua.
Se debe desarrollar principios de economía circular en esta área, ya que la crisis hídrica, presente y futura, es uno de nuestros mayores retos, porque el cambio climático está acelerando el estrés hídrico. La Asociación Internacional del Agua – Asociación Internacional del Agua pone de manifiesto que la industria de alimentos y bebidas es uno de los grandes sectores industriales que consumen agua y se toma cada vez más en serio la administración del agua. Un buen ejemplo de una empresa que incorpora estas nuevas soluciones es Carlsberg Group. La industria cervecera depende en gran medida del agua y, por lo tanto, necesita mucho más repensar su consumo de agua.
En los últimos años, el Grupo Carlsberg ha estado apuntando hacia una producción más sostenible y con su iniciativa “Desperdicio de agua cero“, tienen la ambición de eliminar por completo el desperdicio de agua de su proceso de elaboración de cerveza para 2030. Lo que es más importante, en realidad están cambiando sus formas: en 2019, mejoraron su producción con una reducción del 12% en el consumo de agua por hl de producción desde 2015 al incorporar el tratamiento y la reutilización de aguas residuales siempre que fue posible.
Los principios de circularidad se basan en las llamadas cinco R es decir: Reducir, Reutilizar, Reciclar, Restaurar y Recuperar. Algunas empresas agroalimentarias aplican alguna R, pero es evidente que para cerrar el ciclo completo de circularidad todas deben desarrollarse.
¿Qué nos depara el futuro?
Se ha publicado un reglamento que entrará en vigor en junio (Reglamento UE 2020/741 del Parlamento Europera y del Consejo de 25 de mayo de 2020) relativo a los requisitos mínimos para la reutilización del agua, liga circularidad y gestión sostenible de recursos hídricos.
Hablamos de la huella de carbono y el mantra de “el que contamina, paga”. Es evidente que, la gestión de la huella hídrica no se aplica pero existen muchas iniciativas europeas y nacionales en líneas y programas de financiación en materia de agua y economía circular que deberían ser aprovechadas por el sector agroalimentario.
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